El domingo 17 de agosto, Bolivia vivirá una jornada electoral decisiva. Más de 7,5 millones de ciudadanos están habilitados para elegir a sus nuevas autoridades legislativas y presidenciales, en unos comicios que podrÃan extenderse hasta una segunda vuelta prevista para el 19 de octubre, en caso de que ningún candidato alcance la mayorÃa absoluta.
La cifra incluye a 369.931 bolivianos residentes en 22 paÃses, quienes ejercerán su derecho al voto de forma consular, evidenciando la dimensión transnacional de la diáspora boliviana. Para garantizar la transparencia del proceso, el Tribunal Superior Electoral (TSE) habilitó 3,733 recintos electorales distribuidos en todo el territorio nacional.
Un complejo electoral de mosaico
Los electores deberán definir la fórmula presidencial, además de elegir 36 senadores, 130 diputados, siete representantes de circunscripciones especiales, indÃgenas, originarios, campesinas y nueve representantes parlamentarios ante organismos supranacionales. Esta arquitectura institucional refleja la compleja estructura del Estado Plurinacional boliviano.
Aunque el TSE habilitó inicialmente nueve organizaciones polÃticas, la contienda se ha concentrado en siete fuerzas principales que mantienen candidaturas activas:
AutonomÃa Para Bolivia (APB-Súmate), con Manfred Reyes Villa
Alianza Libertad y Progreso (ADN), encabezada por Jorge “Tuto” Quiroga
Alianza Popular, que postula a Andrónico RodrÃguez
Alianza Unidad, con Samuel Doria Medina
Partido Demócrata Cristiano (PDC), representado por Rodrigo Paz
Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP), con Eduardo del Castillo
Alianza Fuerza del Pueblo, que presenta a Jhonny Fernández
La sombra de Evo y el voto nulo
La campaña electoral se desarrolla bajo tensiones. El expresidente Evo Morales, quien no pudo inscribirse como candidato presidencial con ningún partido que tenga personalidad jurÃdica vigente, desde su bastión en el Trópico de Cochabamba, impulsa activamente el voto nulo como forma de protesta polÃtica. Esta estrategia responde a las tensiones internas del MAS y su rechazo tanto al gobierno de Luis Arce como a las candidaturas opositoras.
En su cierre de campaña en Entre RÃos, Morales radicalizó su discurso: "Cuando el Estado no respeta los derechos del pueblo, es un derecho la sublevación y la rebelión. Esta va a ser una rebelión democrática contra un Estado corrupto, un gobierno corrupto y toda la derecha que está en la lista de candidatos".