Los 'Hombres de Azul' descubrieron que a pesar de lo inaccesible
de la zona, los consumidores de droga se las habían ingeniado para construir
estas cobachas y camuflarse en medio de la vegetación. Los fumones aprovecharon un espacio entre el subsuelo y
la superficie para armar un improvisado sótano, el cual había sido reforzado
con cañas, plásticos y calaminas.
Este espacio les permitía escabullirse en los operativos e
incluso protegerse ante una lluvia.
En el lugar se encontraron abundantes cajellitas de cigarros, restos de envoltorios
de drogas y fósforos. Asimismo, se hallaban sábanas, mosquiteros y algunos
enseres para guardar alimentos. Todo esto fue quemado por el personal de
Serenazgo.
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