
Damian
Green
Según responsables de la informática parlamentaria, no todos los
intentos de conexión “son voluntarios” y, en todo caso, los políticos no pueden
acceder a esas páginas porque los contenidos pornográficos están bloqueados en
la red del Parlamento, a la que están conectados 8500 ordenadores y que
utilizan los políticos, sus ayudantes y el personal administrativo.
Evidentemente, la contemplación de imágenes pornográficas, como de
cualquier otro tipo, forma parte de la libertad personal de los parlamentarios
británicos y del resto de los seres humanos. Lo que resulta chocante es que a
sus señorías les vengan las ganas de hacerlo en las sesiones donde se debaten y
se aprueban o rechazan leyes y normas, cuando deberían centrarse en la tarea
por la que reciben un salario nada despreciable, que sale de los bolsillos del
contribuyente. LEER MAS