Ecuador: Noboa optimista en guerra con narcos

Ecuador: Noboa optimista en guerra con narcos

       Los ojos de toda América Latina siguen pendientes de Ecuador, y la crisis de violencia con los grupos narcotraficantes. Esta semana el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, dijo que el Estado le está torciendo el brazo al crimen organizado que, a partir del 9 de enero, desató una ola de violencia que puso en jaque a la seguridad país.

     El mandatario dijo que “teníamos todo en contra, pero estamos ganado esta batalla” contra las 22 bandas que él mismo catalogó como terroristas y actores beligerantes no estatales. En la misma intervención señaló que la situación estuvo a punto de “irse de las manos, pero la Policía y las Fuerzas Armadas demostraron estar a la altura de estos retos”. Como respaldo a sus afirmaciones, la estadística dice que desde que se desató el conflicto, las muertes violentas descendieron de 38 por día a apenas 6, consecuencia que adjudicó al éxito de la intervención militar y policial.
           Pasaron 14 días desde que se declaró el conflicto armado interno, y desde entonces, más de 3 mil personas fueron detenidas, de las cuales 158 acabaron encerradas por terrorismo. Además, 5 presuntos miembros de las bandas terroristas fueron abatidos por las fuerzas del orden. Por el otro lado, 2 policías fueron asesinados y el Estado logró rescatar otros 11 que habían sido secuestrados. "Hemos pasado de años de estar a la defensiva y ahora estamos a la ofensiva. Hoy tenemos claro que tenemos un enemigo en común: las mafias narcoterroristas", concluyó Noboa.
          En pocos años, la situación de inseguridad en Ecuador se desmadró como consecuencia del crecimiento de los grupos narcos que operan en su territorio. El país pasó de ser uno de los más seguros de la región a ocupar los primeros lugares en violencia y criminalidad. Motines en cárceles, secuestros y un aumento exponencial del número de asesinatos, llevó a la población a un estado de tensión constante. Y este enero la cosa finalmente explotó con un ataque terrorista coordinado, que ejecutó múltiples atentados con coches bomba en diferentes ciudades del país y la toma de un programa de televisión en vivo, por parte de un comando de encapuchados armados a guerra. La respuesta del gobierno fue contundente. El Presidente decretó la existencia de un conflicto armado interno que define a las organizaciones criminales como terroristas y mandó a las FFAA a las calles y cárceles con una amnistía especial que les amplía la libertad de acción.
           Como siempre hacemos en Mirada Sur, consultamos a un especialista local que nos ayude a entender mejor lo que está ocurriendo. Esta vez incorporamos la voz de Mauricio Alarcón Salvador, director ejecutivo de Fundación Ciudadanía y Desarrollo de Ecuador.
             - El Presidente Noboa dice que "estamos ganando" en la guerra con el narco, ¿se siente así a nivel de la gente común?
          - La ciudadanía está optimista en cuanto a lograr algún resultado de la denominada "guerra interna", no obstante está consciente de que es muy pronto para cantar victoria. Hablar de un triunfo a tan pocos días de haber iniciado acciones es iluso y así lo siente la gente. En estado de excepción, con los militares en la calle, mataron a tiros en Guayaquil a uno de los fiscales que investigaba a los grupos terroristas. ¿Es eso ganar? Definitivamente no. Somos cautos y no tenemos actitud triunfalista. Mira que incluso las cifras que nos entregan desde el Estado hasta podrían desmotivarnos: de los más de 30.000 miembros de los grupos catalogados como terroristas, apenas se ha detenido al 1%.
       - ¿Qué pueden aprender otros países de la región de lo que le pasó a Ecuador?
       - Dentro de ese realismo, los ecuatorianos sabemos que no podemos librar la guerra por cuenta propia, más aún cuando los grupos terroristas incluso están mejor equipados que nuestras fuerzas de seguridad. En ese sentido quizá la mayor lección es buscar apoyo internacional, activar acciones colectivas. Frente a un problema regional, respuestas regionales. También creo que sabemos -sobre la base de la experiencia de otros países hermanos- que esta lucha es sostenida, que toma tiempo, que la criminalidad no termina de la noche a la mañana. Acá se decía que Ecuador no era México, Colombia o Honduras. Definitivamente no. Pero con el tiempo, enfrentamos situaciones críticas similares a las que han tenido nuestros países hermanos. Ahora se dice que Chile no es Ecuador, pero ¿acaso no están viviendo lo que nosotros vivimos hace pocos años? (Mirada Sur)
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