
Lo prueba el hecho de que
Manuel Scorza con todo el chisporroteo de ideas e imágenes en que bullÃa su
mente habÃa decidido que el tÃtulo de la que después se llamarÃa “La Tumba del
Relámpago”, era, repito, el tÃtulo de esta novela, “Genaro Ledesma”.
Asà de simple y asà de
complejo. La novela tenÃa, señores, ese tÃtulo y hubiera estado bien. Yo dirÃa
que encajaba perfectamente; con todos los ingredientes de magia, realidad y
fantasÃa.
Y hasta humor. Y por
supuesto, candor junto. Como son las buenas copas de vino, de ron o de pasión
que sorbemos en la orgÃa o el festÃn que nos ofrenda la literatura.