
El ámbito donde se desarrolló el conversatorio era un viejo
teatro que pertenecía a la familia Capriles y fue recuperado por los vecinos y
convertido en un centro cultural y teatro popular.
Matamoros señaló que lo que es necesario reivindicar del
Comandante Chávez no se trata de su herencia sino de su legado, ya que es éste
último el que compromete a quien lo toma, y en ese aspecto convocó a los más
jóvenes que desbordaban el amplio teatro, a adoptar la rebeldía como forma
esencial de vida.
También planteó que las utopías no son una categoría de lo
imposible de realizar sino “que representan lo que todavía no ha sido posible
concretar y hay que luchar por ellas, como lo hicieron siempre los grandes
patriotas”.
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