A un
hombre iraní de 34 años, identificado únicamente por las iniciales A. Kh. y
sentenciado culpable de un “robo de ganado y otros bienes de valor en varios
pueblos de la provincia”, le han amputado una mano el 17 de enero de 2018. “Una
costumbre bárbara que perdura”, según Amnistía Internacional (AI) France, que
publica la información en su boletín semanal.
La
sentencia se dictó hace seis años aunque no se había cumplido hasta ahora. La
información de AI asegura que los tribunales iraníes dictan cada año decenas de
condenas de amputación, que posteriormente confirma el Tribunal Supremo. En el
colmo de la crueldad y el sadismo, en abril de 2017 las autoridades de Chiraz,
en la provincia de Fars, amputaron una mano a Hamid
Moinee, condenado por robo y asesinato, y ejecutado diez días
más tarde.
La Agencia
Estatal de Noticias de Irán (ISNA) liberó en 2013 imágenes de una de
las máquinas con las que se aplican castigos a convictos, acorde al código
moral islámico de la “sharia al Islamiya”. En las fotografías se muestra
como hombres encapuchados sujetan a un hombre con los ojos vendados, introducen
su mano dentro de la máquina ubicada sobre un banco de metal, activan una
cuchilla giratoria y, posteriormente, muestran el muñón
ensangrentado antes de hundirlo en yodo crudo.
«Infligir sanciones tan crueles no sirve a la justicia y pone de
manifiesto el total desprecio de las autoridades iraníes por la dignidad
humana», dice el comunicado de AI. «La amputación es un crimen de derecho
internacional. En tanto que estado que forma parte del Pacto Internacional de
derechos civiles y políticos (PIDCP), Irán debe impedir jurídicamente la
tortura, en todas las circunstancias, sin excepción. Quienes ordenan y
ejecutan estas prácticas deben ser perseguidos penalmente».